TUCUMAN – Los investigadores del Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (INSIBIO – CONICET – UNT) obtuvieron una proteína con gran potencial biotecnológico que, contribuiría a mejorar la calidad higiénico-sanitaria de los alimentos y podría ser utilizada por la industria alimentaria.
A partir de un antibiótico natural, un grupo de investigadores tucumanos, utilizando una tecnología novedosa lograron obtener un derivado y descubrieron su potencial uso en la fabricación de separadores plásticos para alimentos, como hamburguesas y embutidos
En la actualidad, se plantea el uso de envases activos como una barrera adicional para evitar los daños producidos por la contaminación con microorganismos no deseados. Este tipo de envases, creados con la tecnología de materiales activos permite reducir o retardar el crecimiento microbiano, gracias a la liberación del antibiótico desde el polímero (plástico) al alimento, utilizando una cantidad mínima de agentes antimicrobianos en comparación con la adición directa en el alimento.
Esta proteína podría ser utilizada en la elaboración de plásticos porque presenta características como elevada resistencia a pH extremos y a altas temperaturas, es degradada por enzimas digestivas, y posee actividad antimicrobiana frente a bacterias enteropatógenas como Salmonella entérica, E. coli, causantes de diversas enfermedades.
Según la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades transmitidas por alimentos provocan graves problemas de salud y pérdidas económicas en países desarrollados como en vías de desarrollo.
Durante los últimos años, en la Argentina se registraron varios casos de contaminación de alimentos con microorganismos patógenos, dentro de los cuales se encontraron cepas de Escherichia coli enterohemorrágicas (EHEC, por sus siglas en Inglés). Este microorganismo es causante del síndrome urémico hemolítico, enfermedad que puede traer complicaciones graves tanto en niños como en adultos, e inclusive producir la muerte. El origen principal de los brotes de EHEC son los productos de carne picada cruda o poco cocida, la leche cruda y las hortalizas contaminadas por materia fecal (Organización mundial de la salud, 2011).
La aplicación biotecnológica de esta proteína derivada del antibiótico natural, descubierto en el año 1992 por el Dr. Raúl Salomón, investigador de CONICET, sería un gran aporte a la sociedad en relación a la conservación de los alimentos y en beneficio a una alimentación más saludable.